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México: Víctimas de la guerra entre narcotraficantes alzarán la voz este domingo en la capital

México: Víctimas de la guerra entre narcotraficantes alzarán la voz este domingo en la capital

Todo empezó con el fraude electoral de 2006

En el año 2006, el gobierno de EE.UU. y la oligarquía mexicana llevaron a cabo un fraude electoral para evitar que el candidato liberal burgués Andrés López Obrador ocupara la presidencia del país y llevara adelante una serie de reformas que beneficiarían a la burguesía pequeña y mediana, además de contener la corrupción rampante y conseguir, como en la época en la que gobernó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que los carteles de la droga tuvieran cada uno sus zonas de control y evitar así la encarnizada lucha por los corredores de la droga. Fue gracias a ese fraude que, en medio de un clima polarizado, impusieron como presidente al candidato del derechista Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón.

La primera medida que tomo el “presidente”, después de asumir el cargo, fue militarizar el país, pretextando que esa era la única forma de acabar con el tráfico de estupefacientes y la violencia concomitante a esa actividad: “Para que la droga no llegue a tus hijos”, rezaba el spot ampliamente difundido durante los primeros meses del nuevo gobierno.

Han transcurrido cinco años desde aquellos sucesos y , según las cifras del propio gobierno mexicano, el número de adictos al consumo de estupefacientes no sólo no disminuyó, sino que aumentó. La edad en la que los jóvenes tienen su primer contacto con esas sustancias se redujo, dando como resultado que miles de niños sean narcodependentes.

En cuanto a la violencia, como es lógico, también aumento exponencialmente. El número de personas cuyos fallecimientos están vinculados a la producción de drogas y las actividades que giran en torno de esa industria, como son el tráfico de personas, la trata de blancas, etc., supera las cifras de muertos en la guerra de Irak durante el mismo periodo.

No es una guerra  contra el  narcotráfico, es una guerra entre narcotraficantes

El gobierno de Calderón, con la ayuda de los Mass Media mexicanos, ha intentado convencer a la ciudadanía de que el Estado está combatiendo a los carteles y por eso la violencia se incrementó. Pero la realidad es muy distinta. En México no esta en pleno desarrollo - como diría Walter Martínez, conductor de Dossier - una guerra del Estado contra los narcotraficantes, sino una guerra entre narcotraficantes, que es muy diferente.

Pongamos algunos ejemplos. El cartel del pacifico, conocido como “La Federación” porque está protegido por el gobierno de Calderón y su tolda política, el PAN , está luchando contra las organizaciones criminales representadas políticamente por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) - que se mantuvo en el poder durante setenta años, hasta que en el año 2000 fue desbancado por el PAN-, y también contra aquellos carteles como el del Estado de Michoacán, conocido con el nombre de “La Familia Michoacana”, arropado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que es quien gobierna esa entidad.

Los distintos carteles no sólo están integrados por políticos, nada de eso. Importantes capitalistas locales y extranjeros, así como militares de alto rango, están metidos hasta el cuello en el negocio. Los bancos nacionales y extranjeros -principalmente españoles, norteamericanos e ingleses - son verdaderas lavanderías de dinero. Los dueños de las televisoras privadas también gustan de blanquear billetes. En fin que el dinero del narco pasa por las manos, siempre muy sucias, de los capitalistas y engorda sus bolsillos.

La industria de los estupefacientes, la industria petrolera y el dinero de las remesas enviadas por los emigrados a sus familiares, representan las tres fuentes de ingresos más importantes para la economía mexicana. Si mañana, por arte de magia, desapareciera el narcotráfico, la economía de México se desplomaría como un castillo de naipes. Por eso es mentira que la oligarquía y los políticos, del partido que sean, quieran erradicar “ese flagelo”.

EE.UU. tampoco quiere acabar con ese gran negocio ni en México, ni en niguna otra parte. Entre otras cosas porque es el país que controla la industria y que más se beneficia de ella. Lo que EE.UU. está haciendo es apoyar al cartel de Calderón para que este derrote a sus oponentes y se haga con el control de los corredores de la droga. Algo así como lo que sucedió hace años en Colombia. Además, por razones de índole militar -que habrán de tratarse en otra ocasión- está muy interesado en que la situación caótica que vive México se profundice.

El papel del ejército

Las fuerzas armadas mexicanas juegan un papel muy importante en esta guerra. Su función consiste en proteger a las bandas armadas de “La Federación” para que exterminen a sus oponentes y se hagan con el control de las palazas. Cuando “La Federación” va perdiendo en algún lugar, inmediatamente entra el ejército al rescate.

“El ejército vino a cuidar para que los del Chapo maten a los otros”, declaró un habitante de Acapulco, Guerrero, frente a las cámaras del programa En Contexto, que se trasmite por la cadena norteamericana Tele Mundo, conducido por el periodista mexicano Rubén Luengas.

Las víctimas de la Guerra Narca

La llamada “guerra contra el crimen organizado”, que como ya hemos dicho es una guerra entre criminales, ha dejado cientos y cientos de víctimas “colaterales”:

El 1 de febrero de 2010, un grupo de adolescentes acudieron a una fiesta en el barrio Villas de Salvara, habitado por gente de escasos recursos, ubicado en la Ciudad Juárez del Estado mexicano de Chihuahua. Mientras departían, un convoy del ejército le abrió paso a un grupo de sicarios que ingreso en la casa donde se estaba desarrollando la fiesta y acribilló a 14 jovencitos porque los confundió con criminales del bando opuesto.

En un principio Calderón dijo, desde el extranjero, que los adolescentes eran criminales, declaración que provocó un escándalo porque en realidad eran estudiantes.

El 22 de noviembre de 2010, Alejo Garza, burgués dueño de una finca en el Estado de Tamaulipas, fue ultimado por un comando de sicarios. Los criminales le exigieron a Garza, quien tenia 77 años de edad, que abandonara su rancho, dándole un plazo de 24 horas. El anciano, decidido a defender su propiedad, parapetado en la vivienda se enfrento con sus agresores, matando a cuatro de ellos.

Durante la madrugada del 28 de Marzo de 2011, fue asesinado por un grupo de matones el joven Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia, colaborador del semanario mexicano, Proceso.

Los tres sucesos mencionados demuestran que las bajas “colaterales” han sido personas de distintas clases sociales: unos adolescentes hijos de trabajadores, un burgués y el hijo de un intelectual. Aunque por supuesto, quienes más padecen las guerra de los narcos son los trabajadores.

Fue precisamente el poeta Sicilia quien, movido por una más que legítima indignación, decidió iniciar un movimiento para exigir que el ejército regrese a los cuarteles y, además, una reforma del sistema jurídico mexicano. Su llamado tuvo buena acogida y de diversas partes del país han llegado a la ciudad de Cuernavaca, capital del Estado mexicano de Morelos, donde reside Sicilia, muchas personas que han perdido seres queridos como resultado de la guerra desatada por EE.UU., la oligarquía y el propio Calderón.

También se han sumado al movimiento gentes en busca de justicia, como los padres de los niños que murieron quemados en una guardería llamada ABC de Hermosillo, Sonora, concesionada a familiares de Felipe Calderón, quienes provocaron la muerte de los infantes porque, para reducir gastos y aumentar ganancias, utilizaron un edificio que no cumplía con las medidas de seguridad necesarias.

Por ser este un movimiento muy heterogéneo, no tiene todavía un carácter clasista proletario. Sin embargo, esta nucleando el descontento social. Un ejemplo es el apoyo explicito que le brindó el EZLN, quien ha anunciado que se manifestara el domingo 8 de mayo en Chiapas, al mismo tiempo que la marcha convocada por Sicilia hará un mitin en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México.

No sería sorpresivo que los integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), miembros del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), encabezado por Andrés López Obrador, los ejidatarios de San Salvador Atenco, los profesores y campesinos de Oaxaca,  que siguen en pie de lucha;  etc., vayan el domingo a sumar su indignación a la de sus coterráneos.

Es muy pronto para saber si este movimiento crecerá y, si dentro de sus limitaciones teórico-políticas, logrará cambios dentro del sistema y del Estado burgués, que le permitan al pueblo de México salir de la tragedia en la cual lo han hundido. Pero de lo que no hay duda es de que, dentro y fuera de México, los militantes comunistas debemos apoyar la movilización y seguir con mucha atención los sucesos venideros.

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