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¿Cabe esperar “voluntariedad” de un banco?

¿Cabe esperar “voluntariedad” de un banco?

Tomado de Público

Por Isaac Rosa

“Trabajamos sobre la participación voluntaria de la banca, aunque hay distintas interpretaciones sobre la definición de voluntariedad.” -Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos-.

Me habría encantado ver por un agujerito las reuniones que los responsables económicos de varios países europeos han tenido con los bancos para pedirles que participen en el nuevo rescate griego. Según la prensa, los gobernantes “presionaron” a la banca.

Cuesta creerlo, la verdad. Yo me imagino al ministro de turno entrando en el despacho del banquero con la misma cara de cordero degollado con que entramos en la sucursal del barrio para pedir una renegociación de la hipoteca, con tono suplicante.

Nuestro apocamiento en esos casos se debe a que pensamos que el banco nos tiene pillados por salva sea la parte, y no nos damos cuenta de que a lo mejor nosotros también los tenemos pillados a ellos. Los bancos no quieren quedarse con las viviendas ni en pintura, y tampoco reconocer un número alto de impagos. De ahí que el volumen de créditos hipotecarios apenas descienda pese al parón inmobiliario, por las renegociaciones frecuentes. Todo con tal de no comerse miles de pisos ni aumentar sus tasas de morosidad.

Algo así le pasa a los bancos con Grecia: aunque se insista en la “voluntariedad” de la participación privada, deberían ser los primeros interesados en hacer lo que haga falta para que no quiebre. Más que rescatar a Grecia, es a los propios bancos acreedores a los que se rescata, y a cambio sólo se les pide que aplacen un poco el cobro de los intereses de usura con que compran deuda, y que de otra manera Grecia no podrá pagar.

Pero hay algo más: esos mismos bancos a los que hoy se pide un esfuerzo, fueron rescatados en su día con dinero público. Como de los bancos no cabe esperar que devuelvan el favor y se muestren generosos, deberían ser los gobiernos los que, más que presionar, ordenen a los bancos que colaboren, dejándoles claro que no estamos dispuestos a salvarlos otra vez.

Ah, pero resulta que si no es algo voluntario, las agencias de rating amenazan con repartir estopa una vez más. Así que volvemos a toparnos con las simpáticas agencias. Entonces ya no tengo tan claro quién tiene pillado a quién.

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