Ecuador rechaza regreso de Honduras a la OEA
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, declaró que "Ecuador jamás va a dar su apoyo" al retorno de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA), hasta en tanto no sean sancionados los autores del Golpe militar que derrocó al presidente José Manuel Zelaya.
"Es fundamental que se castigue a los responsables" del Golpe en Honduras, dijo Correa, criticando que muchos de ellos están disfrutando de "altos cargos" en el gobierno de Porfirio Lobo. El mandatario ecuatoriano aseguró que pensar que no pasó nada en Honduras es "impunidad" y que aunque Ecuador respeta la posición de otros países, sin sanción a los golpistas no se respaldará a Honduras.
Por su parte el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, advirtió hoy que el gobierno de Quito se opondrá al retorno de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA) porque siguen pendientes varias demandas, en particular sobre derechos humanos.
"Nosotros no hemos apoyado ese tema", dijo Patiño al referirse a la asamblea extraordinaria del organismo hemisférico convocada por su consejo permanente para el 1 de junio próximo a fin de tratar la situación de Honduras y su eventual regreso a la OEA.
Patiño, quien participa en Indonesia en la XVI Conferencia del Movimiento de Países No Alineados, dijo que el gobierno del presidente Rafael Correa cree que Honduras "no ha cumplido con demandas apremiantes", en particular en materia de derechos humanos.
"En Honduras hay tres aspectos que deben tratarse", dijo, y aludió a "la restitución del presidente Manuel Zelaya para que pueda regresar a su país, no en calidad de perseguido político, sino como un hombre libre".
Ecuador es el único país que se opone a que los cancilleres del hemisferio analicen el posible retorno de Honduras a la OEA. Aunque en la práctica esa postura está huérfana de apoyos porque los países miembros de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), aliados de Ecuador, apoyan el reingreso del país centroamericano a la organización, el gobierno de Correa salva la dignidad y, lo más importante, rompe con la tradición latinoamericana de convalidar los Golpes de Estado que EE.UU. perpetra cada tanto.
Con información de agencias
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