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Bienvenido Mel, no su politica conciliadora

Bienvenido Mel, no su politica conciliadora

Kaos en la Red

Por Tomas Andino Mencia

Isis Obed Murillo cayó de un balazo en la cabeza en las inmediaciones del Aeropuerto Toncontin, luchando por sacar del Poder a la camarilla golpista que expulso del país al Presidente Manuel Zelaya. Casi veintitrés meses después, y en el mismo lugar donde Isis Obed derramo su sangre, arribó a suelo patrio el desterrado Coordinador General del FNRP, Manuel Zelaya, ante la presencia de centenares de miles de hombres y mujeres curtidos de la lucha contra la dictadura golpista.

Un escenario más que simbólico de lo que cabía esperar de este acto histórico.

Haciendo a un lado los comprensibles  inconvenientes de organización del evento, el Pueblo en Resistencia ahí presente esperaba del compañero Zelaya un discurso que invitara a la lucha popular contra el régimen; que llamara a organizar la movilización del Pueblo hasta derrotar el régimen de Porfirio Lobo Sosa, y a demandar la salida de los golpistas del poder; o al menos un discurso en el cual los denunciara, como antesala de las batallas que habrá que librar tras su regreso.

En lugar de eso, el compañero Zelaya se deshizo en agradecimientos hacia la dictadura de Porfirio Lobo Sosa por haberlo traído al país, y llamo a “reconciliarnos” con él, sin que ninguno de los funcionarios que participo en el Golpe de Estado haya salido del gobierno y mucho menos esté en la cárcel por los crímenes que cometieron.

¿Cómo puede haber reconciliación con un régimen que no para la brutal represión? Con un régimen que lleva más de doscientos compañeros y compañeras asesinados/as; que ha profundizado la política de entreguismo y la violación a nuestras conquistas sociales; que hoy tiene a decenas de maestros y maestras en huelga de hambre. Para muestra un botón: Ni se había enfriado la tinta con que se firmó el acuerdo de Cartagena, cuando los golpistas arremetieron con gases y bala viva en el Instituto Técnico “Luis Bográn”, capturando a mansalva estudiantes; desalojaron a humildes vendedores ambulantes en el Parque Central; y asesinaban a dirigentes campesinos en el Aguan. Con un régimen así no vale ninguna “reconciliación” sino enfrentarlo con la lucha popular.

Por si eso no bastara, el compañero Mel Zelaya llegó tratando de convencernos de que el Acuerdo de Cartagena, que permite el retorno del Estado de Honduras a la OEA, y que, por consiguiente, permite el blanqueo del Golpe de Estado y el fortalecimiento económico de esta dictadura, es un “triunfo” del Pueblo y que permitirá la democratización del país. Nada más falso.

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