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Humala en la cuerda floja

Humala en la cuerda floja

La Jornada

Guillermo Almeyra

Ollanta Humala jamás fue un hombre de izquierda. Es más bien un militar nacionalista e indigenista moderado y con ideas etnocaceristas confusas. Si consiguió el apoyo del derechista Mario Vargas Llosa y del ex presidente indígena Alejandro Toledo no fue tanto por su abandono de buena parte de su programa inicial, más radical porque planteaba la idea de una asamblea constituyente y la posibilidad de algunas estatizaciones y modificaciones del sistema impositivo, sino por la maleabilidad del candidato, que demostró ser sensible a las presiones de centroderecha.

La importancia de su triunfo electoral no reside tanto en su audacia y sus posiciones, sino en que evitó que Perú recayese en manos de la derecha represiva, corrupta y dictatorial que había apoyado a Alan García y Alberto Fujimori y que, compacta, votó esta vez por Keiko Fujimori, que se rodeó con los peores elementos que habían secundado la dictadura de su padre.

La elección enfrentó medio Perú contra la otra mitad. Por Humala votaron los indígenas de la sierra y del sur, y los amazónicos y los pobres trabajadores de la costa norte, más los intelectuales asustados ante el peligro de una nueva dictadura fujimorista; por Keiko Fujimori lo hicieron los pobres más atrasados de las ciudades, la mayoría de las clases medias urbanas, conservadoras y racistas, y las derechas unidas, respaldadas y estimuladas por la embajada de Estados Unidos. Los votos de Humala reivindican tierra, derechos, respeto y dignidad y se oponen a la destrucción de sus territorios por la gran minería extranjera, que es el eje del gran capital en Perú. Los votos de Fujimori que realmente cuentan, los de la derecha empresaria o rentista, quieren evitar que los sectores populares se organicen y movilicen y conquisten espacios de poder. Por eso la reacción inmediata de la Bolsa de Lima, al conocerse la victoria de Humala, fue una caída catastrófica de los títulos que obligó a cerrarla, o sea, un semigolpe financiero.

Los efectos del triunfo de Humala serán mayores en el campo internacional que en el nacional, porque su presidencia refuerza a Rafael Correa, en Ecuador, y a Evo Morales, en Bolivia, y porque Humala buscará un acuerdo estrecho con Brasil, en lo económico y en lo político, fortaleciendo así la influencia brasileña –conservadora– frente a Estados Unidos y la construcción de un cordón chino-brasileño que una la costa atlántica con la del Pacífico. Además, se ha roto el anillo central de la cadena que unía Colombia, Perú y Chile detrás de Washington y aseguraba al imperialismo el control de la costa del Pacífico en América del Sur.

En el plano nacional, en cambio, es muy probable que los indígenas y los pobres que masivamente votaron por Humala le exijan soluciones a sus exigencias económicas, sociales, ambientales y democráticas, y entren en conflicto con un gobierno que ni quiere ni puede enfrentarse con la gran minería extranjera y con la derecha apoyada por el imperialismo...

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