Dios bendiga a EE.UU, a sus bombas y sus crímenes contra la salud
Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Por William Blum
Global Research
- Cuando bombardearon Corea, Vietnam, Laos, Camboya, El Salvador y Nicaragua no dije nada por no era comunista.
- Cuando bombardearon China, Guatemala, Indonesia, Cuba, y el Congo no dije nada porque no lo sabía.
- Cuando bombardearon el Líbano y Granada no dije nada porque no lo comprendía.
- Cuando bombardearon Panamá no dije nada porque no era narcotraficante.
- Cuando bombardearon Iraq, Afganistán, Pakistán, Somalia, y Yemen no dije nada porque no era terrorista.
- Cuando bombardearon Yugoslavia y Libia por razones “humanitarias” no dije nada porque sonaba muy honorable.
- Luego bombardearon mi casa y no quedó nadie que dijera algo a mi favor. Pero en realidad no importaba. Estaba muerto. (1)
Los objetivos
Se ha convertido en un lugar común que se acuse a EE.UU. de escoger como objetivos de sus bombas solo a gente de color, del Tercer Mundo, o musulmanes. Pero hay que recordar que una de las campañas estadounidenses de bombardeo más continuas y feroces de EE.UU. en nuestros tiempos –78 días consecutivos– fue contra la gente de la antigua Yugoslavia: blancos, europeos, cristianos. EE.UU. es un bombardeador que garantiza igualdad de oportunidades. Las únicas cualificaciones que necesita un país para convertirse en objetivo son: (A) Que represente un obstáculo –de cualquier tipo– para los deseos del Imperio Estadounidense; (B) Que no posea armas nucleares; (C) Qué esté virtualmente indefenso ante los ataques aéreos.
Los sobrevivientes
“Nunca vemos el humo y el fuego, nunca olemos la sangre, nunca vemos el terror en los ojos de los niños, cuyas pesadillas ahora incluyen el aullido de misiles de terroristas que no se ven, conocidos solo como estadounidenses”. (2)
La NASA ha anunciado una audaz nueva misión, lanzar una nave espacial que viajará cuatro años para descender en un asteroide, donde recogerá polvo de la superficie y entregará su preciosa carga a la Tierra, donde los científicos examinarán el material para encontrar indicios de cómo comenzó la vida. Una verdadera historia de ciencia ficción. Sin embargo, personalmente, consideraría que sería un logro mucho mayor de la humanidad si pudiéramos terminar todos los bombardeos de EE.UU. y todas sus guerras, y enseñar un poco de humildad al Triunvirato Sagrado –EE.UU., la Unión Europea y la OTAN– que no reconocen un poder superior y que creen que literalmente pueden hacer lo que quieran en el mundo, a quien deseen, durante todo el tiempo que quieran, y llamarlo como se les ocurra, por ejemplo “humanitario”.
La caída del Imperio ofrecería al pueblo estadounidense que sufre desde hace tanto tiempo, y al mundo, un nuevo comienzo.
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