El grupo PRISA refunda "la izquierda"
Insurgente
Por Ángeles Maestro
La operación en marcha dirigida a reconstruir “la izquierda” en torno a un manifiesto titulado “Una ilusión compartida” suscrito por intelectuales, profesores y juristas no es, como se podía pensar, la enésima fantochada del “grupo de la ceja”. Tampoco es solamente la última operación de marketing político del grupo de asesores de Llamazares, para (junto al grupo Equo, ICV y Los Verdes) ampliar el cada vez más reducido margen de maniobra electoral de IU y sacudirse el lastre de un aparato del PCE enrabietado porque no se le reserva un lugar en el nuevo engranaje.
Estamos, a mi juicio, ante una estrategia estrictamente situada dentro del sistema, y por lo tanto controlada por él, para dar respuesta a un hecho político de gran trascendencia que los resultados electorales del 22M rubrican: la debacle del PSOE y la incapacidad esencial de IU para constituirse en referente de la izquierda. Este hecho trascendental pone de manifiesto, no solo que miles de clientelas políticas se quedan sin sus cómodas poltronas, sino que el aparato del poder construido en la Transición se queda sin su instrumento fundamental, una amplia izquierda institucional perfectamente controlada y sin voluntad alguna de poner en cuestión el poder del capital pero capaz de recrear ilusiones electorales de cambio.
El tiempo de las “dos orillas”
En este sentido son paradigmáticos los triunfos electorales del PSOE en 1982, con el lema “OTAN, de entrada NO” y en 2004, con la retirada de las tropas de Iraq. De esta maniobra de trileros, mil veces renovada, da cuenta el hecho de que un PSOE profundamente atlantista, con Javier Solana, Felipe Gonzalez y Trinidad Jimenez a la cabeza, haya ganado elecciones con propuestas – después radicalmente traicionadas – que expresaban el fuerte sentimiento antiimperialista, contrario a la OTAN y a las Bases y a la participación militar en las guerras de EE.UU.
El enorme vacío que dejaba a su izquierda el PSOE, capitalista, otanista y represor de las libertades (que tiene su máxima expresión en la política antiterrorista, con el GAL a la cabeza), pretendió ser ocupado por la IU de Julio Anguita. La IU construida sobre la gran movilización popular por la salida del Estado español de la OTAN que, por primera vez, rompía el marco político de la transición y a la cual, por lo tanto, el aparato del PCE miró con desconfianza, cometió la osadía de definir “las dos orillas”, situando al PSOE junto al PP como instrumentos del capital y del imperio.
El respaldo electoral creciente, con más de dos millones de votos y 21 diputados, su apuesta decidida por la movilización popular y el enfrentamiento con la cúpula de CC OO encendieron todas las alarmas. Apareció entonces el mismo buque insignia que, ahora remozado, representa el grupo de la “ilusión compartida”: el Grupo PRISA – como condensación de la fracción dirigente de la burguesía especializada en “la izquierda” - la dirección de CC OO – encabezada por Antonio Gutierrez - y, desde dentro de IU, la Nueva Izquierda.
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