Obama, la guerra financiera y la eliminación de DSK
Red Voltaire
Por Thierry Meyssan
Escándalo del patrón del FMI
Imposible comprender la caída de Dominique Strauss-Kahn sin situarla en el contexto del proyecto que ese personaje representaba: la creación de una nueva moneda internacional de reserva prevista para hoy, 26 de mayo de 2011. Un proyecto paradójicamente muy esperado, tanto por los países emergentes como por los medios apátridas del mundo de la finanza, aunque rechazado por el complejo militaro-industrial israelo-estadounidense. Thierry Meyssan levanta el velo sobre el golpe bajo con el que la administración Obama trata de escapar a sus compromisos.
Estupefactos, los franceses han sido testigos del arresto en Estados Unidos del más popular de los líderes políticos de su país: Domique Strauss-Kahn.
Ex ministro de Economía, Strauss-Kahn se había convertido en el alto funcionario mejor pagado del mundo –con un salario básico anual de 461,510 dólares, sin contar primas y gastos de representación– y se disponía, según se dice, a presentarse como candidato a la presidencia de Francia. Este cálido personaje, de notorio apetito a la mesa y en la cama, acusado a veces de diletantismo en materia de política debido a su gusto por los placeres de la vida, ha sido acusado de haber violado a una mucama en un hotel de Manhattan.
Durante 6 días, los franceses se mantuvieron pegados a sus televisores viendo atónitos el ensañamiento judicial contra un hombre al que se habían acostumbrado a considerar como una opción posible después del catastrófico quinquenio de Nicolas Sarkozy. La caída de Dominique Strauss-Kahn representaba también el fin de las ilusiones de muchos franceses.
Hay algo de tragedia antigua en el espectáculo de este destino tronchado. Tanto que trae seguramente la frase romana «Arx tarpeia Capitoli proxima» que recuerda que la Roca Tarpeya, desde donde se lanzaba al vacío a los condenados a muerte, está muy cerca del Capitolio, símbolo del poder y los honores.
Independientemente de cualquier consideración sobre su inocencia o culpabilidad, el escarnio del que es objeto una personalidad de tanta envergadura no puede más que despertar angustia en el simple ciudadano: Si un personaje de esa categoría no logra defenderse, ¿qué sería de nosotros ante una acusación similar?
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manolo -