La democracia liberal como Estado totalitario
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Por Fernando Busto de la Vega
Tanto el capitalismo como el liberalismo son dos dogmas ideológicos de caracter absolutamente totalitario por mucho que se vendan como la medida perfecta de la racionalidad y la libertad, por mucho que desde hace décadas sus jerifaltes hayan tenido la desvergüenza de proclamarse los líderes del "mundo libre".
La constante coartada de los liberal capitalistas para mantener su totalitarismo político y social es insistir en que las cosas no pueden ser de otro modo y que, a pesar de no ser perfectas, son lo mejor que se puede conseguir y en que el sistema partitocrático con elecciones periódicas es una democracia, de hecho la única forma de democracia posible.
Estos dogmas, tan convenientes a quienes se benefician del sistema (y lo manejan entre bambalinas: banqueros, especuladores, sectas religiosas, elites "intelectuales" y políticos), se repiten una y otra vez en todos los ámbitos sociales: en la enseñanza, en los medios de comunicación, en los parlamentos y demás instituciones...se trata de convencer al pueblo de que no existen otras alternativas. Y mientras el pueblo, dócil y adormecido, acepte esta supuesta realidad: que no se pueden cambiar las cosas y que no existe otro modo de abordar los problemas, un modo más útil para la mayoría aunque menos lucrativo para la oligarquía y sus acólitos, se le permite disfrutar de una fingida (y limitada) libertad cuyos límites exactos son la estabilidad del régimen totalitario establecido.
Los ciudadanos pueden elegir cada cierto tiempo entre un puñado de siglas que a la larga representan las mismas políticas, las que convienen a la oligarquía dominante, pueden hacer manifestaciones, siempre que se les conceda permiso y se limiten a consistir en unos cuantos gritos sin consecuencias, pueden incluso afiliarse a sindicatos bien domesticados, incluso expresar su opinión (siempre que no la censuren) en los foros de los periódicos. A eso le llaman democracia.¿ Pero qué sucede si la disidencia se articula y amenaza la estabilidad del régimen, si un número suficientemente elevado de ciudadanos empieza a cuestionar que el dogma social y político establecido desde la oligarquía es tan solo un modo interesado de ver las cosas y empieza a buscar, en el ejercicio de su supuesta libertad, modos alternativos, si empieza a exigir responsabilidades a los causantes de sus problemas y a dibujar otras formas de democracia menos controladas y más reales?... es ahí donde se descubre que la democracia liberal que nos venden como panacea política y social muestra su verdadero rostro dictatorial y represor y donde el límite de las libertades ciudadanas evidencia su estrechísimo margen de tolerancia.
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