[Grecia] El náufrago no quiere tragar más agua
Tomado de Público
Por Isaac Rosa
“Seguimos dispuestos a apoyar a Grecia, pero Europa sólo puede ayudar a Grecia si Grecia se ayuda a sí misma.” -Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos-.
En uno de los capítulos más desternillantes de la última novela de Antonio Orejudo, los miembros de un tribunal de oposición son brutalmente coaccionados, hasta torturados, para que den su voto a uno de los candidatos. Lo he recordado al ver la presión que han sufrido los parlamentarios griegos para que voten hoy el nuevo plan de recortes. Sólo ha faltado hacerles waterboarding, después de que la Comisión, los gobiernos europeos, el FMI, los partidos hermanos y la prensa mundial se hayan pasado una semana apretando.
Ya nos parecía raro en su día, cuando el rescate a Irlanda, la resistencia del país a ser ayudado. Nos preguntábamos cómo era posible que el náufrago rechazase el salvavidas, lo que nos hacía dudar si era un flotador o una cuerda al cuello. Ahora hemos ido un paso más allá: no sólo hay que convencer al náufrago, sino coaccionarlo para que acepte ser rescatado, y que ni se le ocurra intentar llegar a la orilla por sus propios medios. Sobre todo porque este náufrago se da cuenta de que sus salvadores no sólo no lo han subido a bordo, sino que le han hecho tragar mucha más agua.
¿Qué será lo próximo? ¿Mandar portaaviones a las costas griegas y darles un ultimátum? Porque todos saben que habrá próxima vez, pues esto es una huída hacia delante, un aplazamiento, y en unos meses nos veremos en las mismas, y peor.
Una de las frases más repetidas estos días es esa de “no hay plan B”. Tienen que aprobar los recortes “sí o sí”, da igual lo que opinen los parlamentarios y lo que diga la gente en la calle. Grecia tiene que aceptar otro rescate lo quiera o no. Y en efecto, no hay plan B.
¿Y por qué no lo hay? Se supone que el plan B está para cuando falla el A. Aquí el A ha fallado estrepitosamente, y nadie confía en que funcione ahora, pero aún así insisten en no tener plan B, y siguen dando pasos para que no lo haya, para que no sea posible otro plan ni se pueda rectificar. Pese a todo, los griegos están dando una lección en la calle, frente a quienes piensan que lo mejor para el náufrago es que se quede quieto para facilitar el rescate.
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